CAPITULO 1,
Cristina se hallaba
sentada en una esquina de su casa, tras las sombras, intentando ocultar sus
lágrimas; lágrimas que había hecho que se le corriera el maquillaje, provocadas
por una profunda depresión que duraba ya un mes; apenas un minuto antes había
terminado de hablar con su madre, la cual le había infundido ánimos, pero no la
había sacado de la depresión.
Ella tenía encendida la
televisión, aunque no la prestaba atención,
pero de repente giró la cabeza hacía la misma, y vio una carrera, el primer atleta acababa de dejar la
bicicleta, y salía corriendo para hacer los últimos kilómetros a pie; apenas 10
minutos después, el triatlón había finalizado.
Cristina se había animado
al ver la cara de felicidad del ganador, y se decidió a coger la bici. Al salir de su casa, se dió cuenta de que habían construido una
piscina en su misma calle, y tras dar una vuelta en la bici, la dejó en su
casa, y a continuación Cristina bajó y se metió a la piscina.
Comenzó a repetir ese acto
deportivo a diario, y un día pensó que a
lo mejor podría estar preparada para un triatlón
Un mes más tarde, Cristina
estaba corriendo, y un cartel llamó su
atención, en él ponía:
Triatlón en el Lago de Hierro, 500 m nadando,
10 Km en bici y 1Km corriendo, ¡Apúntate en internet!
Cristina, volvió a su casa corriendo, buscó la
página web y se inscribió a él.
Capítulo 2
EL TRIATLÓN
Cristina estaba en el pantalán para saltar al agua,
escuchó la voz que anunciaba el comienzo de la carrera y acto seguido se tiró
al agua.
Hasta ese momento había nadado sola, pero ahora había más
gente, gente que la cogía de la pierna y la empujaba para atrás. Ella no tardó
en reaccionar, comenzó a darse impulso con mayor fuerza, y cogió la curva lo
más cerrada posible, cuando salió del agua iba la quinta, fue rápido al
aparcamiento de las bicicletas, se puso el casco y se subió a la bici, ella
pedaleaba con fuerza, pero cuando se dio cuenta estaba en el inicio de una
subida, lo dio todo, pero no podía continuar ascendiendo, y se cayó al suelo,
aun así no se rindió, se levantó, volvió a pedalear y acabó el recorrido en
bici, se quitó el casco ,apartó la bici y comenzó a correr, sintió como sus piernas volaban sobre el
estrecho camino de tierra rodeado por césped, iba sexta, pero podía apreciar la
poca distancia que la separaba del resto de corredores y corredoras, vio la
meta, y la recta final, cerró los ojos, e hizo un último sprint, un sprint para
terminar de vencer su depresión, y sin darse cuenta, había acabado en el tercer
puesto.
La emoción todavía fue a más cuando al subirse al Pódium
escuchó la voz del megáfono que decía:
-En tercer lugar
la triatleta Cristina Rodríguez, que ha conseguido una marca mínima para
representar a la selección española en los juegos olímpicos.
Cristina estaba tan emocionada, que no pudo escuchar los
nombres de las dos personas que habían quedado por delante de ella.
CAPÍTULO 3
LA SELECCIÓN ESPAÑOLA
Cristina estaba en Avilés,
en la pista de entrenamiento, sabía que la prueba que iba a hacer le pedía más
que aquel triatlón en El Lago de Hierro, pero no estaba preocupada a pesar de
la gran responsabilidad que recaía sobre ella, se puso sus zapas nuevas y salió
a correr diez kilómetros, nadar uno y medio
y montar en bici veinte con su entrenadora personal.
Tras llegar a Atenas,
realizar su último entrenamiento, y prepararse mentalmente, Cristina salió del
vestuario, vio a las miles de personas que se encontraban allí, miró a las
cámaras de televisión y les dedicó una sonrisa,
no había estado nerviosa nunca, y no se puso nerviosa tampoco en esa
situación, simplemente se concentró, calentó y esperó al momento en el que se
le daría la señal de salida.
Ese momento llego rápido,
Cristina se colocó en sus tacos de salida, y escuchó el disparo al cielo y se
tiró al agua, allí nadie la tiraba de la pierna, y ella podía avanzar a un gran
ritmo, avanzaba sin pausa durante los
mil quinientos metros, adelantaba a otras nadadoras, y algunas la adelantaban a
ella, salió del agua en un sprint hacia su bici se puso el casco y pedaleó con
fuerza. Ella sabía lo que se le venía encima , otra subida como la de El Lago de Hierro, pero
no estaba dispuesta a caerse, hizo una pedaleada y se encontró en una bajada
muy larga, en la cual, no se podía ver el final, así que decidió lanzarse sin
frenar, pero de repente se dió cuenta de
que la bajada terminaba en una curva, frenó todo lo posible, pero no pudo
evitar un derrape que le dejará un susto metido en su cuerpo, aun así ella no
paró, dejó la bici y se dispuso a correr
los diez kilómetros restantes, vio en una pantalla la información y las
posiciones, ¡ iba primera ¡ e hizo un
esfuerzo por continuar, pues el cansancio estaba empezando a tener efectos; tras cuarenta minutos corriendor, Cristina vio
la meta, iba empatada con la que unos segundos atrás iba pisándole los talones,
y entonces sin darse cuenta, cerró los
ojos e hizo un último sprint exactamente igual que en El Lago de Hierro: Había cruzado la meta.
Al mirar la clasificación
vio que había quedado segunda, a Cristina no le importó la clasificación, no le
importó que se le hubiera escapado la carrera en el último momento,
simplemente, se quedó con que había vencido la depresión y llegado muy alto en
su vida.
FIN
Nicolás Pérez Ruiz